jueves, 6 de febrero de 2014

Persecución por el Urumea



En el día de ayer viví uno de los episodios más lamentables de mi vida deportiva. Y cómo no, la policía no andaba muy lejos.

Os pongo en situación: olas de 6-7m de altura, un periodo de hasta 20 y una marea alta a 3.7m. Son condiciones que, en principio, parecen excepcionales para poder entrar a surfear en uno de los spots en el que los piragüistas más disfrutamos, el río Urumea. Es un lugar en el que llevamos muchos años surfeando, en el que hemos cogido muchas olas, pero en el que pocas veces las condiciones son tan buenas como esta vez. Ayer era uno de esos días de los que hay uno o dos en todo el año, y eso si hay suerte. Había que aprovecharlo.

Aquí os dejo un vídeo que grabé hace un par de años surfeando esta misma ola, aunque ayer las olas eran bastante más grandes:


Aunque la marea alta era a las 20:45 nosotros, Aitor Goikoetxea y yo, entramos al agua casi dos horas antes, para aprovechar mientras la marea iba subiendo y las olas entraban con más fuerza. Entramos desde Loiola, por la comodidad de tener un embarcadero, y nos acercamos remando, para calentar, hasta la altura del segundo puente, puente de Santa Catalina.

Había bastantes surfistas, pero casi todos después del tercer puente, ya que en esa zona el río estaba menos revuelto y las olas eran más limpias. Nosotros seguimos hasta el segundo puente, porque con los kayaks nos movemos más rápido y ese tramo se pone perfecto para nosotros, además así no tenemos surfistas que esquivar. A las olas les costó empezar a entrar en condiciones, pero con la marea casi arriba empezaron a llegar muy buenas series. Buenas olas, cuya pared podía llegar a sobrepasar los dos metros de altura y con un rápido y fluido escape de derechas. Fue espectacular, creo que las mejores olas que he cogido jamás en esa zona.

Pero todo se torció de repente. Mientras disfrutábamos como enanos y cogíamos una ola tras otra, casi sin parar, aparecieron dos furgones y un coche de patrullas de la Ertzaintza por un lado, y los municipales por otro. Encendieron las luces y sirenas, nos empezaron a pitar con chiflos, nos enfocaban con sus linternas, y nos gritaban como posesos. No entendíamos nada. Nos acercamos a ellos y nos dijeron que saliéramos inmediatamente de allí, que ahí no podíamos estar, que saliéramos. Nosotros alucinábamos, no entendíamos nada, y no hacían más que repetir eso, que saliéramos de ahí, que estaba prohibido estar en el agua. Yo no daba crédito.

Habíamos entrado al agua en Loiola y emprendimos el regreso hacia allí. Estaba claro que allí donde la policía pretendía no podíamos salir, ya que las olas rompían en las rampas y en las escaleras, y resultaba peligroso para nosotros bajarnos ahí. Pero parece que los ertzainas no entienden eso, daba igual que nos estuviéramos yendo de ahí, estábamos saliendo de "la zona de peligro" y nos perseguían por la orilla, ordenándonos que saliéramos, gritando como locos, y pitándonos constantemente. La gente que estaba en el paseo intuyo que no se lo podía ni creer. Nosotros les repetíamos que ahí no podíamos bajar, y que ya nos íbamos, pero no parecía importarles.

Quizás estoy magnificando la situación, pero eso parecía una persecución en toda regla, una situación de lo más ridícula, otra actuación estelar de la policía. Pues nos fueron siguiendo de puente en puente, hasta que al final les dije que fueran al embarcadero de Urki si querían y que allí podríamos hablar.

Lo lógico es que una vez nos hubiéramos alejado de "la zona prohibida" nos dejaran en paz, pero no fue así. Llegamos a Urki y ahí estaban los ertzainas esperándonos. Les preguntamos a ver qué pasaba, que por qué no podíamos estar ahí. Que llevábamos años esperando a aquellas olas y que para una vez que llegan nos sacan a patadas, y además con semejante espectáculo. Bueno, o eso intentamos decirles, porque no había manera. Uno de ellos estaba fuera de sí, nos gritaba como si fuéramos delincuentes y acabáramos de apuñalar a alguien, que ahí no podíamos estar, que había alerta naranja y que está prohibido entrar al mar (nosotros estábamos en el río), que a ver por qué no habíamos salido cuando nos habían ordenado que saliéramos, que a ver qué nos creíamos... vamos, no me lo podía creer.

Al final nos pidieron que nos identificáramos, comprobaron todos los datos y nos dijeron que nos iba a llegar una multa del servicio de emergencias por saltarnos la Alerta Naranja.

La multa espero que no llegue, porque sería absurda. Espero que sea algo disuasorio y nada más. Pero no entiendo la prohibición en sí, y menos aun la labor de la ertzaintza y los municipales en todo esto. Digo yo que con Alerta Naranja tendrán algo mejor que hacer que tener a más de diez policías persiguiendo al más puro estilo hollywoodiense a dos piragüistas que lo único que hacían era disfrutar de su deporte en un día ideal para ello.

A posteriori he sabido que también sacaron a varios surfistas y, al parecer, también los sancionaron. Algo que aun no me entra en la cabeza.

Somos deportistas, nos dedicamos a ello, y vivimos por y para estos días. La situación puede ser peligrosa, y lo asumimos, y es nuestra decisión estar ahí. No molestamos a nadie, no hacemos ningún daño.

¿Tendría sentido que en los ríos de aguas bravas nos prohibieran remar cuando se supere un caudal porque la corriente empuja demasiado fuerte y resulta demasiado peligroso?¿Se le puede prohibir a un escalador que suba por una vía de extrema dificultad porque es demasiado peligroso?¿Se les dice a los surfistas de olas grandes que no entren al agua en los días que hay alerta? ¿Se le prohíbe a un esquiador descender montañas que otros casi ni siquiera nos atrevemos a mirar? Allá cada cual con sus decisiones.

Me da pena que para algo bueno que tenemos en casa, algo de lo que hemos disfrutado durante tantos años, algo que podemos disfrutar sin tener que irnos lejos, ahora nos lo prohíban. ¿Por qué? Porque a algunos les parece demasiado peligroso.

No sé... entiendo que se tenga miedo a la masificación, entiendo que se tenga miedo a los accidentes, pero entiendo también que no todo se soluciona prohibiendo y sancionando. Cada uno es dueño de sus decisiones, y cada uno sabe dónde puede estar y dónde no. Creo que la labor de los policías y emergencias debería de ser vigilar y socorrer en caso de que pase algo, y no la de montar espectáculos como el de ayer.

Hay que buscar una solución para esto, porque esto no se puede quedar así. Vendrán más temporales como este, entrarán más olas como las de ayer, y lo que tengo claro es que no nos quedaremos en casa.

Es hora de ponerse serios.






2 comentarios:

sierranortekayak dijo...

Flipo!
Si tienen que estar habituados a veros cogiendo olas en La Concha!!!
Y para colmo, tu has salido en ETB!
¿Que canal de tv ve esta peña? ;D
Ya en serio: piragüistas federados que compiten a nivel mundial y os tratan como si fuerais turistones que se arriman al acantilado a sacar una foto.... Pa mear y no echar gota!!!!

Willy dijo...

menos policia y mas libertad!!!